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HISTORIA

 

EL CACIQUE DE LOS ABADES.

 

El cacique de los Abades se llamaba “Angayán o Ancoyá” Según el Doctor José Rafael  Sañudo el jefe llevaba ese nombre  porque tenía un tendón prominente en la cara que le daba un aspecto de respeto y exigencia.

Angayán  o Ancoya en lengua Quechua significa “Nervio  o Ango de la cara.” El cacique  de los Abades era  un anciano venerable, el consejero de todos, un hombre valeroso, inteligente y justo. Vivía rodeado de toda clase de lujos, en una gran casa de bahareque con techo de paja, encerrada por un cerco, para diferenciarla de las demás. Las puertas eran adornadas con láminas de oro, que al ser movidas por el viento producían un sonido agradable.

 

EL GOBIERNO DE LOS ABADES

 

El cacique tenía plena autoridad sobre sus súbditos, el cacicazgo era hereditario, y todos los mandatos del gobierno eran obedecidos en extrema fidelidad.

El cacique tenía derecho a castigar la desobediencia, el robo, la mentira y la pereza; con la pena de muerte o con trabajos forzados, durante un tiempo determinado y de acuerdo a la falta cometida.

El perezoso era castigado frotándole ají en los ojos.  A los ladrones los enviaba a trazar caminos y a empedrarlos. El adulterio era la mayor afrenta; se castigaba a la adúltera, haciéndola morir lentamente colgada de los pies; por lo cual se cree  que la fidelidad a su esposo era una de las virtudes más sobresalientes en la mujer.

FISONOMÍA.

Los Abades eran robustos y pequeños, de ojos negros, cabellos lacios, labios gruesos, dientes blancos y parejos, manos y pies pequeños con dedos gruesos.

EL VESTIDO.

El vestido consistía en un camisón, de algodón o de lienzo sin mangas, que les cubría hasta los muslos; y calzoncillos del mismo material y color que les llegaba hasta media pierna.

Se ataban la cintura con una corteza de plátano seca a la que llamaron látigo, o una faja de varios colores que la llamaban “CHUMBE”  así era el vestido de los hombres.

Las mujeres vestían también, un camisón de lienzo pero más largo que el de los hombres; pues les cubría hasta media pierna. Ellas también se ataban la cintura con un látigo; en la cabeza  llevaban una banda de algodón tejida en varios colores. Siempre anduvieron descalzos porque no conocieron el calzado.

 

TRABAJO DE LOS INDIOS.

Los indios Abades eran muy trabajadores; los hombres cultivaban la tierra, sembraban principalmente el maíz el cual era la base de su alimentación;  cultivaban papa, ullocos y ocas a las que las llamaban “Cubios”. En la planicie de Púpura cultivaban con abundancia el aguacate; pescaban en el río Guáitara y cazaban animales. Las mujeres tejían mantas de algodón o de lana, arreglaban la casa y cuidaban a sus hijos.

 

INDUSTRIA.

La principal industria de los Abades fue la alfarería. En la planicie de Púpura (hoy campo de la coronación) existió una mina de barro apropiado para fabricar diferentes objetos. Fabricaban grandes ollas llamadas “Tinajas” para guardar y evaporar el agua de las fuentes saladas que existían en Misquio y Tusnián, de donde extraían la sal en forma rudimentaria, que junto con el ají era su principal condimento. Las tinajas también eran utilizadas para fermentar la chicha que era la bebida predilecta de ellos. Además fabricaban grandes ollas para preparar los alimentos; los “Pondos “para transportar el agua; los “Güiches” para despresar los animales y aves que cazaban; los platos y cazuelas eran destinados para servir los alimentos. Fabricaban las famosas hormas para sacar el azúcar en forma rudimentaria.

Estos productos eran muy apetecidos y valorados no tanto por la belleza sino por la consistencia de los materiales de que estaban hechos.

EL COMERCIO.

El comercio lo realizaban en forma de trueque llamado “Cambalache” con los pueblos vecinos, especialmente con los del país del Ecuador; en donde cambiaban productos de alfarería por lienzo, algodón y tejidos de lana para sus vestidos.

Eran muy fuertes y resistentes, viajaban a pie y descalzos, cargado los productos tanto para ir como para regresar.

LA RELIGIÓN.

Los Abades creían en el sol y la luna porque pensaban que ellos eran dioses; además creían en la inmortalidad del alma, por cuanto la muerte la celebraban con ceremonias. Al difunto lo sepultaban  con todos los objetos de uso doméstico y alimentos como: pondos  llenos de chicha, ají, y bollos de maíz; ellos pensaban que todo eso les serviría para el largo viaje del alma a la otra vida.

EL MATRIMONIO.

El matrimonio se realizaba por compra, el pretendiente ofrecía por la novia un venado, para demostrar que era buen cazador, y que podía mantener a su esposa; también ofrecía sal, con esto demostraba que si podía sacar la sal de las fuentes saladas, ya que era una labor difícil; luego ofrecía oro y otros productos. Si los padres no aceptaban esto, entonces el novio ofrecía algo más, o buscaba una novia más barata.

LUGAR DE RECREACIÓN.

El cacique Ancoyá tenía como lugar de recreo el hermoso y fértil valle de Púpura (Llano Alto) de clima agradable, de ambiente tranquilo y acogedor.

Era el lugar de encuentro con el Inca Huayna Cápac, especialmente en épocas de verano, donde se realizaban rituales y festejos. Los súbditos bajaban en hombros al cacique desde el poblado hasta la planicie de Púpura  donde les tributaban pomposos agasajos y homenajes, siendo el de mayor importancia el llamado:” DANZA DE LOS AGUACATES” que consistía en regalar al mandatario, por intermedio de una hermosa doncella los más deliciosos y provocativos aguacates cosechados en la mencionada planicie; mientras ella hacía la ofrenda, los súbditos danzaban a su al derredor y coreaban el nombre de su soberano.

Como los Abades se alimentaban con aguacates, se dieron cuenta que dicha fruta tenía poder afrodisiaco para la multiplicación de la raza. Este descubrimiento fue conocido por los Incas, y por eso los Abades pagaban el tributo, al jefe Inca con los famosos aguacates o peras verdes los cuales los utilizaban para su alimentación y como medicina  para algunas enfermedades.

Para los Abades el aguacate era una fruta sagrada, destinada para el consumo, la ritología y el intercambio con otros productos de que ellos carecían.

 LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES.

Estando en Quito los españoles Francisco  Bravo, Fernando de la Chica y Juan de Bocanegra se encontraron y se hicieron amigos con don Juan Escobar, quien les habló y los llevó hasta donde vivían los Abades, que era una tierra rica en minas de oro.

Al llegar observaron  que estaban organizados en tribus; las cuales dependían de una misma autoridad. El  Licenciado Juan de Bocanegra  las comparó con las “Abadías” que  existían en España por la unión y la forma de vida que había entre ellas y les dio el título de “Abades”. Este título para los conquistadores, era como darles un privilegio a los nativos por su organización y su manera de vivir.

Es de suponer que entre españoles e indígenas, debió haber una estrecha amistad, para poder efectuar la fundación y apoderarse de las tierras, que a ellos les pertenecía.

Como era costumbre entre los españoles, nombrar un santo como patrono de las tierras descubiertas; trajeron desde España la Imagen de La Virgen María, dándole después el nombre de: Nuestra Señora de la Visitación, el fin de ellos era adoctrinarlos en la fe católica.

FUNDADORES.

Según los investigadores, los fundadores de nuestro pueblo fueron:

El Licenciado don Juan de Bocanegra, el Depositario Francisco Bravo y el Contador Fernando de la Chica a quien se le reconoció como la primera autoridad de Ancuya porque él ostentaba el título de Fundador y Contador.

Gracias a la investigación realizada por el Doctor Guillermo Narváez Dulce, la fundación de Ancuya se efectuó” el 26 de febrero de 1.544” con el nombre de” ANCUÍA”.

Después  de siete años de transcurrida la fundación el 23 de Junio de 1.551, los tres conquistadores obtuvieron por parte de la autoridad competente el reconocimiento y legalización de la fundación de Ancuya, según acta del cabildo de San Juan de Pasto cuyos archivos reposan en Quito Ecuador.

TRASLADO DE LA POBLACIÓN.

La tradición oral  ha ido pasando de generación en generación, de padres a hijos de abuelos a nietos con el fin de que esta no se pierda a través del tiempo; y según los relatos de las personas mayores y la enseñanza de la Historia que anteriormente se recibía en la escuela, se concluye que: después de efectuada la fundación comenzaron a gobernar los españoles, quedando relegada la autoridad del cacique Ancoyá, fue entonces cuando se formó la división formándose dos grupos; los españoles con algunos indios, los cuales eran partidarios de trasladar la población al Valle de Púpura, donde cada vez que quería bajar el cacique debían transportarlo en hombros, por este motivo algunos indios  estaban cansados de realizar esta tarea y ya no querían hacerlo.

El otro grupo de indígenas estaba aferrado a sus costumbres, su forma de vida, sus tierras y cultivos y no querían de ninguna manera abandonar su pueblo primitivo.

Los españoles y los aborígenes que estaban de acuerdo con el traslado de la población, lucharon incansablemente  hasta convencer al cacique que aceptara tal proposición. Ancoyá les aceptó poniéndoles una condición que nunca pensó que sería una realidad. La condición fue que bajaran en procesión trayendo en hombros a la Santísima Virgen María, y supuestamente también a él; además que trajeran un gallo, y en el lugar donde cante el gallo, allí se harían los primeros cimientos de la nueva población.

Los que estaban de acuerdo con el traslado estaban contentos; los que se oponían se vieron obligados a cumplir con dicha orden.

Llegó el día y la hora convenidos  bajaron por el camino que de la Aguada conduce hasta la “Planicie de Púpura”  donde  había abundantes cultivos de piña y aguacates y cerca a la peña que linda con el río Papayal; el gallo extendió su cuello y cantó; allí se detuvieron, bajando la Imagen de la Virgen María como símbolo de la ubicación del nuevo pueblo. Tanto los españoles como los nativos hicieron el primer trazo de la| capilla y de doce casas en honor a los doce apóstoles a la usanza española. El cacique tenía que cumplir lo que habían acordado; por lo tanto los súbditos debían obedecer, pero los que no estaban de acuerdo se revelaron y volvieron al pueblo de Angayán su lugar de origen.

CONSTRUCCIÓN DE LA CAPILLA.

Una vez instalados en el valle de “Púpura “(Llano Alto) lo primero que comenzaron a construir fue la capilla  de bahareque con techo de paja; allí colocaron la Imagen de la Virgen María, a la cual los Abades le rendían gran veneración. Tanto los de la nueva fundación como los del pueblo viejo querían tenerla con ellos. Luego construyeron las doce casas pajizas, adecuando un espacio para la plaza de mercado. Además trazaron la primera calle que partía desde el camino que conduce a la Aguada, hasta donde construyeron la capilla. Esta primera calle se llamó Real en homenaje al Rey de España. En aquella época todo lo que hacían y descubrían, le daban el nombre de Real.

Las primeras casas de la población fueron unas pobrísimas chozas, fabricadas con palos y cubiertas el techo con paja, con dos piezas desmanteladas y un corredor hacia la calle; que daba un aspecto triste y miserable al nuevo poblado. Posteriormente adecuaron un lugar cerca a la capilla para destinarlo como cementerio, empedraron la calle, dando poco a poco otro aspecto a la reciente población.

LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN MARIA.

 Los  españoles trajeron la Imagen de La Virgen María, con la intención de nombrarla patrona del pueblo  que iban a fundar. Una vez que la Sagrada Imagen, tomó posesión definitiva en el pueblo nuevo, y liquidados los conflictos entre  indígenas y colonos por la permanencia de la Virgen; los españoles pensaron que todo iba a ser a favor de los fundadores del nuevo pueblo; sin embargo los testarudos indios, sostenedores del antiguo pueblo, se la llevaban a hurtadillas en horas de la noche. Al día siguiente se daban cuenta los de la nueva  fundación y hacían lo mismo; en ese ir y venir pasó mucho tiempo. Es entonces cuando surge la leyenda   “La Virgen gusta más del nuevo sitio y a él retorna  con sus vestidos salpicados de rocío” “Ella mesmo se ha venido porque está zarpocita la Mestecita.”

Un día el indio Juan María que hacía de síndico, la castigó dándole algunos azotes por “Andariega” con el fin de que no huyera más.

Pero en castigo de semejante sacrilegio murieron la mayoría de los indios azotados por una terrible epidemia que ellos llamaron “EL MAL DEL CHIRINGO  O CASTIGO DE SANTA  MARÍA” Esta enfermedad que consistía en una especie de desintería atacó con tanta virulencia a los moradores de aquella comarca  que casi los exterminó a todos. Posteriormente a los sobrevivientes los atacó una epidemia de viruelas, viéndose obligados los naturales a refugiarse en los pueblos vecinos, como: Guáitarilla  y Consacá. Entonces las tierras que ellos cultivaban quedaron desocupadas, y nuevamente quedaron en poder del Rey de España en calidad de baldíos.

Esta narración nos dice un historiador, la hemos recibido como verídica, porque es la tradición oral no solo de los que viven cerca sino de los moradores de las provincias de Pasto Obando y Túquerres.

ORIGEN DE LAS FIESTAS PATRONALES.

La fiesta patronal de Nuestra Señora La Virgen María, es muy antigua, se remonta al tiempo de los Abades. Ellos tenían la costumbre de celebrar la llegada del verano; al inicio del mes de Julio, bajaban desde el Pueblo de Angayán hasta el Valle de Púpura a celebrar la fiesta, que consistía en rituales, danzas, jolgorio y grandes comilonas, luego tomaban gran cantidad de chicha, que era la bebida preferida en las grandes fiestas.

Los colonos españoles observaron y estudiaron el caso, considerando la ocasión precisa para cambiar la fiesta que ellos la consideraron pagana, por una fiesta  netamente religiosa.

Como en el calendario católico el dos de Julio, se celebra la visita de María Santísima a su prima Santa Isabel resuelven que de allí en adelante el nombre de la Imagen la Virgen María, se llamaría “NUESTRA SEÑORA DE LA VISITACIÓN DE ANCUYA, Hasta ese entonces, la Imagen sostenía al niño en el brazo izquierdo. Posteriormente con licencia del Obispo de aquella época, le fue quitado el niño, porque no coincidía el nombre con la época de la visita; en vista de que cuando la Virgen María fue a visitar a su prima Santa Isabel estaba en estado de gravidez. Desde aquel entonces la fe bien cimentada y la devoción a la Santísima Virgen de la Visitación se fue extendiendo a las veredas, pueblos aledaños, luego a los pueblos de la Provincia de Obando y hasta la vecina república del Ecuador.

Anteriormente hacían sus peregrinaciones a pie o en caballería  porque solo existían caminos de herradura, por eso el dos  de Julio de cada año llegaban grandes caravanas de peregrinos a postrarse a los pies de María, unos para rendir homenaje de agradecimiento por los favores recibidos; otros acudían a pedir amparo y protección para todas sus necesidades y unos cuantos a cumplirle una promesa de fidelidad.

La fiesta de la Santísima Virgen de la Visitación fue establecida desde los primeros tiempos de la iglesia, pero quien aumentó el culto fue el Papa Bonifacio Noveno, en el siglo decimo cuarto, valiéndose de su advocación para conseguir la paz mundial para la iglesia.

Ancuya como municipalidad.

La vida juridica de Ancuya se remota a la constitucion de 1832, en cuyo articulo 150 decia que " El teritorio de la Nueva Granada se dividia en provincias. Cada provincia en uno o mas cantones y cada canton en disritos parroquiales".

 

esta mism denominacion y  consideacion se reregistraba en el articulo 8 de la constitucion de 1848, sancionada por el presidente Pedro Alcántara Herrán,  la misma direccion estuvo vigente en las constituciones de 1853, 1858, 1861 y 1863.

el 3 d enero de 1854 Ancuya fue elevado a la categoria de distrito dependiente del Municipio de Túquerres. La autoridad era el alcalde parroquial.

 

En 1861 existían las asambleas distritales, de acuerdo con el código político y municipal, por tanto Ancuya contaba con una asamblea distrital que estaba presidida por el padre Jacinto Acosta Portilla.

La ley octava del 8 de junio de 1846 crea tres provincias en el sur de Colombia:

La primera fue la ciudad de Pasto, l segunda la Villa de Túquerres y la tercera la ciudad de Barbacoas.

A partir  de la constitución Rio Negro entre 1800 y 1863, en Ancuya hubo movimiento y conflagración política por cuanto el general Tomas Cipriano de Mosquera, que no daba tregua al gobierno , se armó, sublevó al Cauca que compendia hasta Panamá y al sur hasta el puente de Rumichaca. Nuestro país como todos los del mundo siempre ha vivido entre guerras, y durante el periodo señalado la confederación  Granadina y los estados Unidos de Colombia, tenía en cada jurisdicción su respectivo presidente: de la primera era el General Leonardo Canal que opero como tal desde Pasto y de la segunda AL General Tomas Cipriano de Mosquera.

Por estos tiempos Ancuya tenía como cura párroco al presbítero Acosta Portilla, quien había representado a la provincia de Túquerres como diputado, era autoridad, respetado por su conocimiento en leyes, como administrador y con gran disponibilidad al servicio de su tierra. Ateniéndose a la constitución de 1863, que reconocía las entidades municipales, acudió al estado soberano dl Cauca, cuya sede estaba en Popayán, para tramitar en su calidad de alcalde parroquial, la erección de Ancuya en Municipio.

Fue tal el trabajo en Popayán a favor de su región que ante los miembros de la legislatura interpuso sus buenos oficios para  la exposición de los motivos y crear Ancuya como un Municipio.

El 15 de Marzo de 1864 se expidió la ordenanza número 20, la cual se erigía el Municipio el Distrito de Anc

 

 Referencias Bibliograficas:                                                                                                                                                                                Antonio Hidalgo Caicedo: Monografia del Municipio de Ancuya de los Abades 2002.

                                       Irma Zambrano: Solo Recuerdos 2015.

 

 

 

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